NIETZSCHE Y LA CRÍTICA DE LA CULTURA OCCIDENTAL

 


 Buenos días, un saludo a todos, debido a la situación excepcional en la que nos encontramos, que posiblemente se prolongará en el tiempo, procedo a desarrollar el temario de Historia de la Filosofía y de Psicología, ambas asignaturas de 2º de Bachillerato, a través de este blog.
     Respecto a esta primera entrada, me limitaré a enumerar los puntos que vamos a ver, a saber:

1) La crítica de la cultura occidental.

2) La crítica de la moral y de la religión.

3) La muerte de Dios y el nihilismo.

4) El superhombre, el vitalismo y la voluntad de poder.

5) La crítica de la filosofía:
 a) La crítica de la racionalidad decadente.
b) La crítica del mundo metafísico. Ser y devenir. Apariencia y realidad o "verdad".

    Recordar que podéis realizar comentarios y aportar sugerencias; ahora bien, agradezco que las cuestiones sean formuladas de manera clara y resumida.


     Mientras tanto, podéis ir viendo los siguientes videos:

- Genius of the Modern World | Netflix

https://www.netflix.com/es/title/80186252.

- Cap12 - Nietzsche - La Aventura del pensamiento - YouTube

https://www.youtube.com/watch?v=ZQm2nlxGsHU


     Asimismo, también os recomiendo, a uno de los pensadores que más influencia ejerció sobre Nietzsche, a saber, Arthur Schopenhauer:

- LA AVENTURA DEL PENSAMIENTO: ARTHUR ... - YouTube

https://www.youtube.com/watch?v=7GEz0qSUQd8

  Por cierto, que ultimante estoy volviendo a leer un libro de Schopenhauer, "El arte de ser feliz", y me gusta bastante. He de decir que es un autor algo pesimista, pero en los tiempos que corren, yo diría que es bastante realista. En cualquier caso agradable de leer.


                                                * * *


(1) NIETZSCHE Y LA CRÍTICA DE LA CULTURA OCCIDENTAL


      El libro de Nietzsche, El crepúsculo de los ídolos (o Cómo se filosofa con el martillo), tiene un título que nos sugiere cuál será el modo de proceder de Nietzsche. El crepúsculo es el declive final de algo que llega a su fin, en este caso, los ídolos de occidente. Por lo tanto, todo lo que occidente había considerado hasta ahora como lo verdadero, como lo bueno y como lo santo o sagrado, ha llegado a su fin. Los ídolos es lo que hasta ahora ha sido considerado como la verdad, representada por filósofos como Sócrates, Platón, Descartes, etc., o por las enseñanzas del cristianismo y sus mandamientos. Todo ello llega a su fin, y Nietzsche es el que anuncia esta fase crepuscular. Por otro lado, en el caso de Nietzsche, y esto tiene que ver con su propia manera de hacer filosofía, el ataque a estos ídolos no es un ataque en forma de extensos libros cargados de conceptos, sino que su filosofía es una filosofía del martillo, una filosofía que opera a estos ídolos a base de martillazos. De lo que se trata es de, a través de aforismos, que son como meteoritos intelectuales de gran impacto sobre el lector, golpear a los ídolos de occidente. Y es curioso que, al golpearlos con el martillo del aforismo, Nietzsche demuestra que el sonido que emiten es un sonido hueco, vacío. ¿Por qué? Porque dentro de ellos se esconde la nada (de ahí el nihilismo de la cultura occidental). Por ejemplo, cuando golpeamos con el martillo el mundo de las ideas de Platón, escuchamos el sonido de la nada; cuando golpeamos el concepto de Dios, escuchamos de nuevo ese característico sonido de las cosas que están huecas.

     Con razón Nietzsche es considerado como uno de los llamados filósofos o maestros de la sospecha, junto con Marx y con Freud. Estos pensadores emprenden una serie de investigaciones que desenmascaran los falsos fundamentos de la cultura occidental.
     Marx se da cuenta de que los propietarios de la infraestructura económica ponen a su servicio al estado, la cultura, las leyes, la religión, etc., para mantener los privilegios del statu quo, del orden capitalista establecido, que tanto favorece a sus intereses, a costa de la explotación y alienación de los trabajadores. Como solución, Marx propone una revolución del proletariado, una lucha de clases, mediante la cual los medios de producción serán tomados por los trabajadores y se realizará un cambio desde el capitalismo hasta un modelo de sociedad sin clases, el comunismo.
     Freud, por su parte, considera que la concepción del individuo como un sujeto racional que es dueño de sus pensamientos y de su conducta, y que puede conocerse a sí mismo, pues como aseguraba ya Descartes el alma es fácil de conocer, esta concepción del sujeto como ser libre y consciente, para Freud es totalmente errónea. Lo que descubre Freud, más bien, es que el sujeto es opaco para sí mismo, no es transparente en absoluto, y que está dominado por el inconsciente. El verdadero centro de gravedad del sujeto no es la parte consciente, sino el inconsciente. De hecho, la parte consciente apenas tiene peso, es como una isla en la inmensidad del océano de la inconsciencia. El sujeto no es libre, sino que más bien está enfermo en mayor o menor medida, en todo caso, determinado por toda una serie de procesos psicológicos de los que no somos conscientes. Así que, lo que propone Freud es el psicoanálisis, que nos permitirá interpretar el inconsciente, con el consiguiente efecto terapéutico y liberador para el individuo.
     Nietzsche, por su parte, emprende una crítica de la cultura occidental y todos sus productos. Es una especie de crítica generalizada que afecta a todos los ámbitos: la religión, la moral, la filosofía, la ciencia, la democracia, el capitalismo, el comunismo, el igualitarismo, etc. En definitiva, para Nietzsche, la evolución de la civilización occidental es la historia de un largo error que nos conduce al nihilismo. La crítica de Nietzsche, por tanto, no es una crítica parcial, pues no se trata de arreglar algún error del pasado y seguir adelante, sino que se trata de una crítica a los fundamentos mismo sobre los que se sustenta la cultura occidental, el sistema entero en su conjunto. Lo que se ve afectado es el concepto mismo de verdad, el modelo de pensamiento, la conducta moral, etc. Por ello, la solución que propone Nietzsche es la transvaloración de todos los valores establecidos, es decir, que todo lo que hasta el momento se ha considerado como verdadero, como bueno y como santo, sea considerado como falso, malo y como un veneno para el alma. Los valores cristianos, por ejemplo, de humildad, de obediencia, de misericordia, etc., deben de ser considerados como fruto de un resentimiento contra la vida, como síntomas de una enfermedad que va en contra de los instintos de la vida. Otro ejemplo; para Nietzsche una teoría filosófica será considerada verdadera si sirve a los intereses de la vida, porque el criterio último para determinar lo verdadero o falso, correcto o incorrecto, bueno o malo, será siempre el criterio de la vida (vitalismo). La teoría de las ideas de Platón, o el mundo del más allá del cristianismo (platonismo vulgar): ¿son teorías y propuestas que valoran el aquí y el ahora de la vida? No, son teorías y propuestas que reflejan un resentimiento contra la vida, porque consideran que esta vida es una apariencia o una especie de prueba para ganarse el reino de los cielos, la auténtica vida. Luego son teorías que hay que rechazar.
     A continuación, quisiera brevemente resumir algunos aspectos de la crítica que Nietzsche hace en los diferentes ámbitos que componen la cultura occidental.
     La crítica a la religión, como en Marx ("es el opio del pueblo") o Freud ("es una neurosis colectiva"),  es también contundente en Nietzsche ("¡Dios ha muerto!"). Nietzsche no le perdona al cristianismo, y a las religiones en general, que no valoren la vida, el aquí y el ahora, la única vida existente, y que en su lugar, centre toda su atención en la vida del más allá, en el reino de los cielos, que para los cristianos se revela como la auténtica vida. En este sentido, claramente, el cristianismo es la religión del resentimiento contra la vida, y la casta sacerdotal es considera por Nietzsche como unos envenenadores del alma, que queda atrapada entre conceptos terribles, como el pecado, la culpa o el infierno.
     La crítica a la moral, que en occidente es esencialmente la moral cristiana, es similar a la crítica que hace de la religión. La moral occidental es una moral que desprecia los instintos vitales, que pretende castrar al ser humano, reprimiendo las pasiones y la sensualidad. De hecho, Nietzsche ve en la moral cristiana un complot o una trama. Considera que, antes de la llegada de Sócrates, Platón, el cristianismo, Kant, etc., en los orígenes de occidente, existía una moral de los señores, que valoraba como lo bueno aquello que era poderoso, fuerte, valiente, creativo, atrevido. El bueno era el que afirmaba la vida e imponía su voluntad de poder. Pero, progresivamente, los débiles y los esclavos, que tenían miedo de los fuertes y los poderosos, comenzaron a considerar que éstos eran malvados, mientras que los débiles, los miserables, los perseguidos, los dóciles, los que su humillan, los deformes, etc., ellos, en cambio, eran los buenos. En definitiva, es una moral de los débiles y de los que son incapaces e impotentes para afirmar la vida.
     En su crítica a la filosofía, Nietzsche también considera que los filósofos, lejos de afirmar la vida, consideran que ésta no vale nada. Sobre la vida, los más sabios siempre han pronunciado el mismo juicio: "no vale nada", asegura Nietzsche en El crepúsculo de los ídolos. Considera también que, la filosofía occidental, por miedo al cambio y a la propia vida, se refugia fanáticamente en la razón, en el racionalismo. Los filósofos, para ocultar su decadencia y su enfermedad, se vuelven absurdamente racionales. Incluso son capaces de negar el devenir, el cambio; e inventan en su lugar toda una serie de conceptos que consideran como lo auténticamente real (cuando en realidad estos conceptos son el último humo de la realidad). Nietzsche critica, en efecto, todos estos conceptos que utilizan los filósofos, como el alma, Dios, la sustancia, las ideas, los mundos del más allá, etc. Todos estos conceptos vacíos, que los filósofos toman como el fundamento de todo lo demás, en realidad son el último humo de la realidad que la mente enferma de los filósofos han tejido como una telaraña conceptual, toda una catedral de conceptos. Pero estos conceptos lo único que reflejan son el miedo al devenir y la incapacidad para afirmar la vida. Incluso la propia noción de verdad es criticada por Nietzsche, que considera que la verdad es tan sólo una especie de mentira colectiva. Para Nietzsche la realidad es multiforme, es decir, que se puede interpretar de múltiples maneras según la perspectiva desde donde se contemple y, por consiguiente, no existen hechos objetivos, sino únicamente interpretaciones parciales de una realidad cambiante y caleidoscópica (perspectivismo).
     Pero no son estas las únicas críticas a la cultura occidental y sus productos que Nietzsche señala. Nietzsche también critica, por ejemplo, el igualitarismo y el comunismo, porque considera que la idea de que todos somos iguales y nacemos con la misma dignidad y tenemos los mismos derechos, etc., no es cierta y desemboca en una sociedad que es como un gran rebaño de individuos fabricados con el mismo molde. Al contrario, Nietzsche defiende la independencia del genio, del individuo creador, del libre pensador. Apuesta por el ser humano superior, a todas luces diferente de la masa vulgar e ignorante. Por eso también es crítico con la democracia, el gobierno del demos (pueblo), ya que considera un error que la masa imponga su criterio. Y tampoco se libra de las críticas el capitalismo, pues Nietzsche considera inaceptable que el individuo sea explotado y considerado como una mercancía, reducido a su mero valor económico. E incluso la ciencia es criticada por Nietzsche debido a su pretensión de objetividad, cuando en realidad no existen "hechos", sino únicamente interpretaciones de parcelas cambiantes de la realidad, que además son expresadas a través del lenguaje que es ya una interpretación. En general, Nietzsche considera que la Occidente está demasiado volcado en la transformación material y tecnológica del mundo exterior, mientras que ha descuidado su interioridad, justo lo contrario que sucede en Oriente, donde han trabajado mucho la interioridad, pero han descuidado la transformación del mundo que les rodea.



(2) LA CRÍTICA DE LA MORAL Y DE LA RELIGIÓN.


     Anteriormente ya hemos destacado algunos aspectos fundamentales de la crítica que Nietzsche realiza contra la moral y la religión. Tanto la moral como la religión occidentales se fundamentan en el cristianismo, que para Nietzsche es la principal enfermedad que sufre la cultura occidental. En ambos casos, Nietzsche encuentra un resentimiento contra la vida que debe ser criticado. En este apartado veremos con más detalle la crítica de Nietzsche.

ACTIVIDADES:

1. LEE ATENTAMENTE LOS APARTADOS "LA MORAL COMO CONTRANATURALEZA" Y "LOS 'REFORMADORES' DE LA HUMANIDAD".

2. SUBRAYA PRIMERO Y LUEGO ANOTA POR ESCRITO LAS CRÍTICAS QUE NIETZSCHE REALIZA CONTRA LA MORAL Y LA RELIGIÓN.

     Vamos a continuación a ver las tesis o ideas más importantes que aparecen en los apartados "La moral como contranaturaleza" y "Los "reformadores'' de la humanidad". Las ideas que aparecen en estas secciones de El crepúsculo de los ídolos nos servirán para complementar la crítica de la moral y de la religión.
     Comenzamos con las tesis más importantes de "La moral como contranaturaleza":
     En primer lugar (aforismo 1), dirá Nietzsche, la moral (sobre todo el autor tiene en mente la moral cristiana occidental) funciona en contra de la naturaleza humana y va en contra de la vida. Es una moral tan estúpida, asegura Nietzsche, que en vez de educar (espiritualizar) las pasiones, los deseos y los instintos vitales, en vez de ello, pretende inútilmente extirparlos, destruirlos (les declara la guerra). Pero, en realidad, resulta absurdo tratar de erradicar las pasiones y los deseos, pues forman parte de la condición humana. Por cierto, los psicólogos en la actualidad le darían toda la razón a Nietzsche: la inteligencia emocional consiste precisamente en saber gestionar adecuadamente nuestras emociones y las de los demás (no extirpar, no erradicar, no destruir). Dice Nietzsche: "La iglesia combate la pasión mutilando... su "cura" es la castración... Pero extirpar las pasiones de raíz equivale a extirpar la vida de raíz: la praxis de la iglesia es enemiga de la vida". Como vemos en esta cita, la tesis del autor es clara: la moral cristiana va en contra de la vida, pues pretende extirpar los deseos y las pasiones (la moral es contranatural).
     En segundo lugar (aforismo 2), a continuación aparece otra idea interesante. Nietzsche se pregunta por qué la moral cristiana sigue esta estrategia de guerra contra las pasiones, los deseos y los instintos vitales, y la respuesta es: porque "son demasiado débiles de voluntad, demasiado degenerados para poder imponer una medida al deseo". Nietzsche insinúa aquí que la moral cristiana es la moral de los degenerados, de los que no son capaces de controlar sus impulsos de manera equilibrada, y, en consecuencia, se imponen restricciones morales antinaturales. Un claro ejemplo lo tenemos con la sexualidad, contra la que se impone una enemistad radical, lo cual es un claro síntoma de degeneración. La casta sacerdotal, así, es vista por Nietzsche como un claro ejemplo del prototipo de hombre cristiano, un ser que ha optado por la castración, en contra de todos los instintos de la vida. Lo que se ha producido, a causa de su débil voluntad y su impotencia (su incapacidad para afirmar la vida), es una represión radical de las pasiones, de los deseos y de los instintos, hasta convertirse en un ser enfermizo que también pretende envenenar el alma de todos los demás. Por cierto, Freud era un atento lector de Nietzsche, y toma buena del análisis psicológico que hace Nietzsche. El concepto de represión en Freud, como es sabido, es una de las causas que conducen al individuo hacia la neurosis.
     En tercer lugar (aforismo 4), Nietzsche contrapone la moral sana (la que es capaz de afirmar la vida, la que se guía por los instintos de la vida), frente a una moral antinatural (la que pretende combatir el instinto de la vida. Pues bien, de entre todas las morales y las religiones antinaturales, el cristianismo es considerada por Nietzsche como la peor de todas: "Dios es enemigo de la vida... El santo, el que place a Dios, es el castrado ideal. La vida acaba donde el "reino de Dios" comienza".
     En cuarto lugar (aforismo 5), de acuerdo con el vitalismo defendido por Nietzsche, a la hora de elegir cuales son los valores morales apropiados, es el criterio de la vida el que debe determinarlos. Dice Nietzsche: "Cuando hablamos de valores [morales], hablamos baja la inspiración y bajo la óptica de la vida; la vida misma nos obliga a fijar valores, la vida misma es la que valora, a través de nosotros". En esta cita, se define perfectamente el vitalismo de Nietzsche. ¿Y la religión y la moral cristianas –insiste Nietzsche–: están dominadas por valores vitales? El cristianismo es también una valoración de la vida, pero una valoración que niega la vida misma. El cristianismo "es también una forma de valoración de la vida... ¿de qué tipo de vida?... de la vida feneciente, debilitada, cansada, condenada... es el instinto de decadencia mismo, que tiene un sólo imperativo: "¡húndete!". Es el juicio de los condenados". Y de Dios dirá que es "un contraconcepto y un condenador de la vida".
     Por último (aforismo 6), Nietzsche contrapone a los moralistas (el "miserable moralista", el "mojigato infeliz", el sacerdote "enfermo", "repugnante", de actitud "ridícula", "impotente", "desviado", "degenerado" y "castrado ideal",  etc.), con los inmoralistas (entre los cuales se incluye el propio Nietzsche, "nosotros los inmoralistas", los que afirman la vida, los que dicen sí a "todo lo que la locura del sacerdote, la enferma razón del sacerdote, reprueba").
     Vemos ahora algunas de las tesis más importantes que aparecen en el apartado "Los "Reformadores" de la humanidad".
     En el primer aforismo encontramos una tesis importante: "los hechos morales no existen. El juicio moral tiene en común con el religioso el hecho de que supone realidades irreales. La moral es sólo una interpretación de ciertos fenómenos... El juicio moral pertenece, con el religioso, a un grado de ignorancia en el que faltan hasta el concepto de lo real, o la distinción entre lo real y lo imaginario". Pensemos, como ejemplo, en ideas como la existencia de un cielo para los buenos y un infierno para los malvados, en el que sufrirán castigos por toda la eternidad. ¿Acaso no estamos ante un grado de ignorancia tal que ni siquiera se sabe discernir entre lo real y no imaginario? La religión y la moral se basan en juicios acerca de fenómenos que son una mera ilusión, una interpretación alejada de la realidad.
     En el aforismo 2, Nietzsche asegura que, en todos los tiempos, lo que ha pretendido supuestamente la moral (y la religión) es "reformar" a los hombres. Los moralistas pretenden, en efecto, "mejorar" al ser humano ("la domesticación de la bestia humana"). Pero para Nietzsche, ese supuesto "mejoramiento" del animal humano, es en realidad todo lo contrario. Lo que los moralistas y reformadores pretenden con sus mejoras es debilitar y enfermar al ser humano para hacerlo sumiso y lleno de temor. Como a un león enjaulado, lo encierran en un claustro y lo convierten en un pecador, le envenenan el alma con toda una serie de conceptos terribles que lo atemorizan y debilitan, como la culpa, el pecado, el juicio final, el cielo y el infierno. "Encerrado en una jaula...aprisionado entre ideas terribles... Allí se le veía yacente, enfermizo, triste, malévolo para consigo mismo, lleno de odio contra los instintos de la vida... En resumen: convertido en un cristiano". Lo que hace la moral y la religión cristianas, en definitiva, es enfermar al hombre para debilitarlo, con el pretexto de mejorarlo. Como concluye Nietzsche: "Esto lo comprendió la iglesia; estropeó al hombre, lo debilitó; pero pretendió haberlo "mejorado"...".

     En definitiva, vamos a resumir las tesis expuestas por Nietzsche. Serían las siguientes:
a) La religión y la moral (sobre todo cristianas) van en contra de la naturaleza humana y de la vida, pues pretenden extirpar las pasiones, los deseos y los instintos, aquello que nos hace humanos.
b) La moral cristiana es una moral de los débiles y los enfermos, de aquellos que son incapaces de dominar los instintos y son impotentes a la hora de afirmar la vida.
c) Una moral sana es aquella capaz de afirmar la vida. Por consiguiente, la moral cristiana es una moral enferma y desviada.
d) El criterio para determinar que valores morales deben ser aceptados es la óptica de la vida (vitalismo). Toda moral enemiga de la vida (como el cristianismo) debe ser rechazada.
e) Por consiguiente, ser inmoralista (así se declara Nietzsche), consiste en afirmar la vida, es decir, en afirmar todo aquello que los moralistas cristianos rechazan.
f) Los hechos morales no existen; los juicios morales son una ilusión, una interpretación muy alejada de la realidad.
g) La religión y la moral cristianas, con la excusa de "mejorar" a los seres humanos, lo que en realidad han hecho es enfermarlos para debilitarlos, y a esta domesticación la han llamado "reforma" de la humanidad.

* * *
     Como hemos visto, Nietzsche critica la moral tradicional por ser antivital y antinatural, por funcionar en contra de los instintos vitales y el mundo biológico, censurando la sensualidad y el cuerpo, en claro ejemplo de manifestación patológica y resentimiento contra la vida. También hemos visto que, con la excusa de mejorar a la humanidad, la moral cristiana enferma al hombre para debilitarlo. ¿Cómo? Lo enjaula entre conceptos terribles y genera en él la mala conciencia. El pecado, por ejemplo, es un concepto ficticio que, sin embargo, produce sufrimiento en el individuo, que se daña a sí mismo a través de estos conceptos inventados e interiorizados.
     Además, también hemos visto otra crítica muy importante, a saber: para Nietzsche, los valores morales objetivos y universales no existen ("los hechos morales no existen"). Voy a ampliar brevemente este punto, para que se comprenda adecuadamente. En realidad, este error comienza con Platón, cuando sitúa los valores morales en el mundo de las ideas, eterno e inmutable (la justicia en sí, el bien en sí). Luego el cristianismo hace los mismo, pero los sitúa en Dios. Pero todo esto es falso. Los valores morales no tienen una existencia objetiva, no existen en un mundo objetivo del más allá. Los valores morales, en realidad, los crean las personas, existen porque nosotros los hemos creado como una proyección de nuestros sentimientos, pasiones, anhelos e intereses. Los valores morales se crean, y por ello son distintos y cambian a lo largo del tiempo y las culturas; no son universales.
     Pero entonces surge una duda: si todos los valores y la moral misma son creaciones subjetivas (ficciones humanas), ¿cualquier moral vale? Según Nietzsche, todas las tablas de valores de la moral son inventadas, pero hay algunas mejores que otras. Existen morales sanas y morales desviadas. Y, ¿cuál es el criterio para determinar cuáles son buenas y cuales malas? La vida, la afirmación de la vida. El cristianismo, por ejemplo, es una moral desviada y reactiva, porque guarda resentimiento contra la vida y trata de anular los instintos de la vida, haciéndole la guerra a las pasiones y los deseos, desvalorizando el mundo del aquí y el ahora, inventado mundos ficticios del más allá, por miedo a la vida y por debilidad, etc. La moral sana, por consiguiente, será la que afirme la vida, la que tenga sentido de la tierra (del aquí y del ahora, del único mundo existente), la que no mutile y castre los instintos vitales, etc., y, en fin, la que invierta todos los valores de la moral cristiana.

     Concretamente, Nietzsche hablará de "la moral de los señores" (moral sana) y "la moral de los esclavos" (moral enferma). En esta distinción que hace Nietzsche, tenemos uno de los aspectos más cruciales de la crítica a la moral tradicional. Veámoslo a continuación.
     En su obra La genealogía de la moral, Nietzsche se pregunta acerca del origen de la moral cristiana. Para Nietzsche toda moral es una ficción impuesta a todos a través de una lucha de poder. Nietzsche pretende examinar qué hay detrás de la moral cristiana, en sus orígenes, para comprender cómo ha logrado imponerse, y qué intereses y fuerzas ocultas han actuado.
     Para Nietzsche, originalmente, la moral establecida era "la moral de los señores", pero esta moral de la casta noble y guerrera, fue sustituida e invertida por la moral de la casta sacerdotal: "la moral de los esclavos". Pero, ¿cómo pudieron los débiles imponer sus valores al mundo? Evidentemente, el triunfo de la moral de los esclavos, no se produjo en el campo de batalla, sino en un plano más psicológico y retorcido, a través de una especie de trama o complot de los débiles contra los señores.
     En la buena sociedad, antes de la revolución de los esclavos,  la palabra "bueno", estaba relacionada con la fortaleza, con la valentía, con la nobleza, con el el honor, con el poderío, con la ambición, con la afirmación de la vida, e incluso con la impulsividad y la arrogancia. Los señores eranEl señor dirige su propia vida y transformar el mundo que le rodea, imponiendo sus valores. Los señores eran los que afirmaban la vida y creaban los valores morales que eran impuestos a los demás, como sucedía en la Grecia y la Roma clásicas (ambas con sistemas esclavistas). Lo "malo", en cambio, era la debilidad, la servidumbre, la cobardía, la humildad, la impotencia y el resentimiento.



     Sin embargo, poco a poco se fue gestando, en la sombra, una especie de complot de los resentidos, una trama de los más débiles, para hacer una inversión de los valores originales. Así, lo que antes era considerado como "lo bueno" (la afirmación de la vida, la valentía, la nobleza, etc.), ahora sería considerado, precisamente, como "lo malo", y como pecado. Los débiles y esclavos, van tejiendo progresivamente con su resentimiento una moral compensatoria, porque tenían miedo y envidia de la fortaleza con la que los señores afirmaban la vida, mientras que ellos eran impotentes. El señor era el que se afirmaba a sí mismo, el que se autorrealiza, porque es capaz de dirigir su propia vida libre y espontáneamente. El esclavo, en cambio, no puede hacerlo, porque no es dueño de su propia vida. La mirada del esclavo no se dirige hacia sí mismo, sino que es una mirada oblicua, que se dirige con resentimiento hacia el señor. Los esclavos, entonces, comenzarán a segregar una moral alternativa que será, precisamente, la inversión de la moral de los señores.  Se unirán para invertir los valores del mundo. El señor, por afirmarse a sí mismo y ser poderoso, será considerado como "malvado". Al ser fuerte, los débiles tendrán miedo y envidia, y considerarán que es peligroso y "malo". En cambio, la palabra "bueno" quedará reservada para los que no son capaces de actuar y pensar por sí mismo, es decir, para los que viven como animales de rebaño, débiles y sumisos.
     Los señores, pues, serán ahora los malvados, mientras que los débiles y los serviles, serán los buenos, los bondadosos. Como no pueden afirmar la vida, los débiles hacen de su debilidad una fortaleza. Pero con ello, establecen una moral que es incapaz de afirmar la vida y que está llena de miedo y de resentimiento. Este impulso será dirigido por la casta sacerdotal, "los envenenadores del alma", quienes a través de la religión terminarán por imponer los valores morales del cristianismo en la cultura occidental.
     Veamos un ejemplo. En Mateo 5:3-11 se dice que son bienaventurados los que son pobres, los que lloran, los mansos, los que tienen sed de justicia, los misericordiosos, los de corazón puro, los pacificadores y los perseguidos, bienaventurados porque de ellos es el reino de los cielos, porque ellos heredarán la tierra y se hartarán de justicia. Y en Mateo 19:24 se afirma que: "es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre al reino de los cielos". En estos dos ejemplos, podemos ver claramente lo que Nietzsche quiere decir al referirse al cristianismo como una "moral de esclavos". Los ricos, los poderosos, los nobles, los guerreros, los que afirman con gallardía la vida, los que confían en sus propios instintos, etc., están condenados. En cambio, los pobres, los débiles, los perseguidos, los misericordiosos, los que reprimen sus instintos, etc., son buenos a ojos de Dios y ellos tendrán abierta la puerta del reino de los cielos.
     El gran logro del cristianismo, del que tanto se lamenta Nietzsche, es que finalmente la religión y la moral de los esclavos se impondrá también a los señores, cuyo poder quedará neutralizado, pues terminará por interiorizar la mala conciencia y la culpa. A partir de entonces, los que afirman la vida, los fuertes y poderosos, se sentirán culpables por actuar de acuerdo con sus instintos, y sentirán compasión por los más débiles. De este modo, progresivamente, los ideales ascéticos de pobreza, de humildad, de caridad, de igualdad, de compasión, etc., se irán imponiendo en toda la civilización occidental. Nietzsche considera, por tanto, que la cultura occidental está enferma y debilitada por culpa del cristianismo y sus valores de la mediocridad y del resentimiento.

     A modo de ampliación, podemos utilizar la metáfora del águila (los señores) y el cordero (los esclavos).
 El águila es dueña de sí misma, y vuela libre por el cielo con toda su majestuosidad, contemplando el mundo desde las alturas. El cordero, en cambio, simboliza al esclavo, que no es dueño de sí mismo y vive de manera conformista siguiendo al rebaño, diluido en la masa.
     El águila es fuerte por afirmarse, dice "sí", se adora a sí misma y ama la vida, se acepta tal y como es. El cordero, como el esclavo, es débil por reactivo, pues sólo se afirma a partir de la negación del otro, al que señala como culpable. Los corderos siempre caminan con la cabeza agachada, siguiendo a los demás miembros del rebaño con sumisión. Pero en realidad, los corderos secretamente admiran a las águilas, quieren ser como ellas. ¿Cómo vencerlas? Imponiéndoles su moral, para que se sientan culpables y pidan "perdón".  No pueden vencer al águila, pero pueden neutralizar su poder, haciéndolas sentirse culpables interiormente.
     Al cordero le gustaría ser como el águila, en efecto, pero no puede. Se dice a sí mismo: "sólo soy un cordero, ¿a quién pretendo engañar?, ¡estoy harto de mí mismo!". El cordero es incapaz de asumir su propia debilidad y ello le crea un gran malestar. Así que, inconscientemente, la envidia y el rencor que tiene contra el águila, se transforma en una condena moral: "¡tú, águila, eres malvada!". Esta condena le sirve para afirmarse reactivamente. El cordero, entonces, se engaña a sí mismo: "yo podría ser como el águila, pero tengo el mérito de contenerme, lo que tiene que hacer el águila es ser como yo, transformarse en cordero". Además, "si soy débil, es por culpa del águila". Por desgracia, esta acusación moral, poco a poco, va siendo asumida por el águila, generándose en ella una mala conciencia. Así, el miedo, el odio y el resentimiento del cordero hacen que, finalmente, el águila se avergüence y se sienta culpable, de tal modo que ya no podrá volar feliz y despreocupadamente. Desde ese momento, deja de ser un animal dominado por las  fuerzas activas que hasta entonces le habían acompañado. Los corderos han triunfado, pero no por ello serán fuertes como lo era el águila, sino que lo que han logrado es debilitar a todos por igual. La moral que se ha impuesto es reactiva, es la moral de los esclavos, la moral del resentimiento contra la vida.

* * *
     Para terminar este punto (la crítica a la moral y la religión), aunque ya hemos criticado la moral cristiana, todavía nos queda desarrollar más la crítica a la religión. Al criticar la moral también hemos criticado la religión, pues los valores morales emanan de la religión cristiana. Asimismo, también sabemos que la religión es criticada debido a su desprecio por la vida. Sin embargo, para completar esta crítica todavía vamos a ver algunos aspectos que resultan importantes.
     En primer lugar, hay que recordar que, para Nietzsche, el ateísmo es la postura filosófica adecuada, ya que la religión es tan sólo una ilusión colectiva, es decir, una falsa creencia compartida por muchas personas, acerca de una realidad sobrenatural. Por lo tanto, la religión no es una experiencia verdadera acerca de un ente real, de un ser que exista.
     En segundo lugar, por tanto, cabe criticar la metafísica cristiana: la creencia en el mundo del más allá. El punto de partida de esta crítica, debe de partir de Platón, pues el cristianismo es tan sólo "un platonismo para el pueblo", un platonismo vulgar que el cristianismo ha adaptado para que sea comprensible para todo el mundo, incluso para los más ignorantes. Por lo tanto, la crítica a la metafísica platónica es prácticamente idéntica a la crítica a la metafísica del cristianismo. Tanto Platón como el cristianismo, en su no aceptación de la única realidad existente, buscan consuelo en el mundo del más allá, partiendo la realidad en dos (dualismo ontológico). Crea, así, un mundo verdadero (eterno e inmutable) y un mundo aparente (cambiante y sombrío). Pero para Nietzsche, esto refleja un resentimiento contra la vida, una incapacidad de afirmar la vida. Esta vida, para los cristianos, es tan sólo una prueba que nos conducirá hacia la verdadera vida en el reino de los cielos. Esta vida es un "valle de lágrimas", pero el aquí y el ahora no son realmente importantes, porque el verdadero mundo se revela tras la muerte. ¿Puede haber algo más lamentable que el desperdicio del tiempo de nuestra vida a la espera de la muerte para alcanzar un mundo del más allá que es inexistente?
     En tercer lugar, como ya sabemos, también en la filosofía cristiana, igual que en Platón, se da un dualismo antropológico entre cuerpo y alma. La religión cristiana, de hecho, lleva hasta el extremos el desprecio del cuerpo, de la sensualidad, de las pasiones, de los instintos y de la sexualidad. De nuevo se da aquí una negación de los instintos y de las pulsiones vitales. Este desprecio del cuerpo, de la propia condición humana, como sabemos, procede del resentimiento contra la vida.
     Por último, me gustaría señalar que, no todas las religiones son tan malas como el cristianismo, según Nietzsche. Aunque todas las religiones son falsas, algunas son mejores que otras. Para Nietzsche el verdadero problema está en el monótono y aburrido monoteísmo, que considera que únicamente existe un Dios. El politeísmo de los griegos y de los romanos, sin duda reflejaba mejor la riqueza y la variedad de la realidad con todos sus matices, al tiempo que representaba los valores afirmativos de la vida y de la naturaleza. El único Dios cristiano, por el contrario, en absoluto refleja esa pluralidad. De hecho, como sabemos, para Nietzsche, el Dios cristiano representa los valores negativos, la máxima hostilidad contra la vida. Dios es la divinización de la Nada.

     ACTIVIDAD:
     Realiza un breve esquema de la crítica a la moral y la religión. Recuerda que dicho esquema tiene que ser útil a la hora de desarrollar una posible redacción.


* * *


(3) LA MUERTE DE DIOS Y EL NIHILISMO.

     La muerte de Dios es una expresión empleada por Nietzsche para señalar que, igual que los seres humanos inventaron a Dios, ahora lo han asesinado al dejar de creer en él. Nietzsche anuncia la muerte de Dios como un acontecimiento consumado, como algo que de repente ha sucedido, sin dar más explicaciones. De algún modo, las señales ya eran claras, con el surgimiento del ateísmo, del marxismo, de la revolución industrial, de la teoría de la evolución de Darwin. Únicamente hacía falta dar un pequeño empujón hacia el abismo al ídolo moribundo. Así que, Nietzsche difunde o pregona la noticia de la muerte de Dios sin más explicaciones, como un hecho consumado que debemos dar por sentado, del cual no nos queda otro remedio que aceptarlo, nos guste o no. Pero este acontecimiento es tan grande, tan abismal, que supone un antes y un después: parte en dos mitades la historia universal de occidente.
     La muerte de Dios, ahora bien, es un acontecimiento mucho más grave de lo que a primera vista pudiera parecer, porque no sólo supone dejar de creer en Dios, sino que también supone que, todos aquellos valores que emanaban de Dios y a través de los cuales guiábamos nuestras vidas, también se han hundido tras la muerte de Dios. La muerte de Dios supone también la muerte de todo aquello a lo que Dios daba fundamento. Aquello que el ser humano consideraba como lo más elevado, lo más verdadero, lo más bueno, el origen y el fundamento de todo cuanto existe, etc., ahora ha muerto. A partir de ahora, por tanto, la manera en que organizábamos nuestra sociedad, las explicaciones que dábamos acerca del mundo, o los valores a través de los cuales orientábamos nuestras vidas, etc., todo esto ahora pierde su fundamento y su consistencia, se derrumba como un castillo de naipes.
     La muerte de Dios, en efecto, necesariamente está destinada a dejar un vacío enorme. A este gran vacío, a esta gran ausencia, Nietzsche la llamará: el nihilismo. En relación directa con la muerte de Dios, en efecto, Nietzsche detecta también el advenimiento de un acontecimiento histórico funesto y terrible: el nihilismo (de nihil, "nada"). El nihilismo europeo es la pérdida de los valores que orientaban a occidente y la ausencia ahora de significado y sentido en la vida, hasta el punto de provocar en los más débiles una angustia existencial que hará que deseen no haber nacido e incluso llegar a suicidarse. Ahora el ser humano se sentirá como un naufrago, perdido en medio del océano, sin nada a lo que agarrarse.
     Pero no todos son males noticias. Es cierto que el nihilismo es todavía peor que el cristianismo, pero también es una oportunidad para un nuevo comienzo. El nihilismo, como veremos en el siguiente apartado, es de esperar que de lugar al advenimiento del superhombre, un ser espiritualmente superior que será capaz de crear nuevos valores afirmativos de la vida, con los que llenará un nuevo mundo.
     De todos modos, y esto es importante comprenderlo y es posible que no aparezca en vuestro libro de texto, el nihilismo no es un acontecimiento histórico que aparece así por las buenas, sin más. El nihilismo, en realidad, nos acompaña casi desde el principio de la historia de occidente, como una amenaza latente. Ahora es cuando nos damos cuenta, ahora es cuando nos percatamos de la eclosión de esta nada extrema, ahora que Dios ha muerto y Nietzsche nos advierte del inminente afloramiento del nihilismo; pero, en realidad, la cultura occidental es nihilista desde el principio. El nihilismo es como la semilla de la nada, que ya fue plantada por Platón con su teoría de las ideas, y que luego fue abonada y regada abundantemente por el cristianismo, y ahora es cuando aquella semilla da sus frutos y el nihilismo aflora. Así que, durante siglos, occidente ha estado alimentado el nihilismo, de modo que era cuestión de tiempo que éste eclosionara.
     Voy a tratar de explicar esto con algo más de profundidad. Cuando Platón dividía la realidad en dos mundos, declarando que nuestro mundo era aparente, con un grado de realidad despreciable, y afirmaba al mismo tiempo que la verdadera realidad se concentraba en un mundo separado y aparte, denominado mundo inteligible o de las Ideas, eterno e inmutable, ¿acaso no estaba Platón sembrando la semilla de la nada? ¿Acaso las Ideas de Platón no son la inexistente Nada? ¿Y el cristianismo? ¿Acaso no es el reino de los cielos un cuento infantil? ¿Acaso no es el reino de la nada? ¿Y qué decir de Dios? ¿Acaso no es la nada suprema o, como dice Nietzsche, "la divinización de la Nada? ¿Acaso la civilización occidental no se fundamenta, pues, sobre la nada? Pues entonces, si hemos estado cultivando durante siglos la nada, ahora no debemos sorprendernos tanto del advenimiento del nihilismo, pues es la consecuencia lógica e inevitable de un error histórico sostenido durante siglos.

 * * *

     Pero antes de continuar, vamos a realizar una actividad, que nos ayudará a comprender mejor la muerte de Dios y el nihilismo europeo, así como la relación entre ambos.

     ACTIVIDAD: 
     1. Lee atentamente el famoso aforismo 125 de La gaya ciencia, "El loco", subrayando las expresiones que, a tu juicio, tengan que ver con el nihilismo, así como aquellas que aclaren en qué consiste para Nietzsche la muerte de Dios.
     2. A continuación, con tus propias palabras, realiza una síntesis de las ideas o tesis principales que aparecen en el texto.
     3. ¿Te ha servido, la lectura y análisis del texto, para comprender mejor el significado de la muerte de Dios y el nihilismo?




AFPROSMO 125

EL LOCO. ¿No habéis oído hablar de ese loco que encendió un farol en pleno día y corrió al mercado gritando sin cesar: “¡Busco a Dios!, ¡Busco a Dios!”. Como precisamente estaban allí reunidos muchos que no creían en dios, sus gritos provocaron enormes risotadas. ¿Es que se te ha perdido?, decía uno. ¿Se ha perdido como un niño pequeño?, decía otro. ¿O se ha escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se habrá embarcado? ¿Habrá emigrado? - así gritaban y reían alborozadamente. El loco saltó en medio de ellos y los traspasó con su mirada. “¿Qué a dónde se ha ido Dios? -exclamó-, os lo voy a decir. Lo hemos matado: ¡vosotros y yo! Todos somos su asesino. Pero ¿cómo hemos podido hacerlo? ¿Cómo hemos podido bebernos el mar? ¿Quién nos prestó la esponja para borrar el horizonte? ¿Qué hicimos cuando desencadenamos la tierra de su sol? ¿Hacia dónde caminará ahora? ¿Hacia dónde iremos nosotros? ¿Lejos de todos los soles? ¿No nos caemos continuamente? ¿Hacia delante, hacia atrás, hacia los lados, hacia todas partes? ¿Acaso hay todavía un arriba y un abajo? ¿No erramos como a través de una nada infinita? ¿No nos roza el soplo del espacio vació? ¿No hace más frío? ¿No viene de continuo la noche y cada vez más noche? ¿No tenemos que encender faroles a mediodía? ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿No nos llega todavía ningún olor de la putrefacción divina? ¡También los dioses se pudren! ¡Dios ha muerto! ¡Y nosotros lo hemos matado! ¿Cómo podremos consolarnos, asesinos entre los asesinos? Lo más sagrado y poderoso que poseía hasta ahora el mundo se ha desangrado bajo nuestros cuchillos. ¿Quién nos lavará esa sangre? ¿Con qué agua podremos purificarnos? ¿Qué ritos expiatorios, qué juegos sagrados tendremos que inventar? ¿No es la grandeza de este acto demasiado grande para nosotros? ¿No tendremos que volvernos nosotros mismos dioses para parecer dignos de ella? Nunca hubo un acto tan grande y quien nazca después de nosotros formará parte, por mor de ese acto, de una historia más elevada que todas las historias que hubo nunca hasta ahora” Aquí, el loco se calló y volvió a mirar a su auditorio: también ellos callaban y lo miraban perplejos. Finalmente, arrojó su farol al suelo, de tal modo que se rompió en pedazos y se apagó. “Vengo demasiado pronto -dijo entonces-, todavía no ha llegado mi tiempo. Este enorme suceso todavía está en camino y no ha llegado hasta los oídos de los hombres. El rayo y el trueno necesitan tiempo, la luz de los astros necesita tiempo, los actos necesitan tiempo, incluso después de realizados, a fin de ser vistos y oídos. Este acto está todavía más lejos de ellos que las más lejanas estrellas y, sin embargo son ellos los que lo han cometido.”Todavía se cuenta que el loco entró aquel mismo día en varias iglesias y entonó en ellas su Requiem aeternan deo. Una vez conducido al exterior e interpelado contestó siempre esta única frase: “¿Pues, qué son ahora ya estas iglesias, más que las tumbas y panteones de Dios?” (NIETZSCHE, La gaya ciencia).

* * *

     En este aforismo 125, podemos ver numerosas frases referidas a la muerte de Dios, como "¡Dios ha muerto!", o como "Lo más sagrado y poderoso que poseía hasta ahora el mundo se ha desangrado bajo nuestros cuchillos"). Y también vemos numerosas expresiones que hacen referencia a las consecuencias que se desprenden de su muerte: el nihilismo. Respecto a la muerte de Dios, el loco pregunta por él a unos ateos (en el siglo XIX ya había importantes movimientos ateístas: marxismo, darvinismo, etc.), pero éstos se ríen, y entonces el loco anuncia la muerte de Dios y confirma que los propios humanos, al no creer ya, son los asesinos de Dios. También les hace ver que, la muerte de Dios es un acontecimiento mucho más importante de lo que a primera vista parece ("nunca hubo un acto tan grande") y que sus consecuencias, aunque todavía tardarán en manifestarse plenamente ("es un suceso que todavía está en camino"), determinará el futuro de la humanidad. De hecho, Nietzsche habla de que tendrá que llegar, tras la muerte de Dios, "una historia más elevada que todos las historias que hubo nunca hasta ahora", e indirectamente hace mención del superhombre ("tendremos nosotros mismos que volvernos dioses"). Pero mientras tanto, hasta que llegue esta historia superior y el superhombre, la situación es terrible: el nihilismo va a acontecer. Precisamente, quizás las frases más interesantes de este aforismo 125, estén reservadas para caracterizar el nihilismo. A través de metáforas y un lenguaje poético, Nietzsche nos da pistas de en qué consiste el nihilismo, que es consecuencia directa del vacío que se produce tras la muerte de Dios. Expresiones como "borrar el horizonte", "desencadenando la tierra de su sol", "lejos de todos los soles", o, "caemos continuamente", "hacia todas partes", "erramos como a través de una nada infinita", "del espacio vacío", "cada vez más de noche", "más frío", "hacia dónde caminaremos ahora", etc., todas estas expresiones están describiendo la llegada del nihilismo.

* * *
     ACTIVIDAD:
     Lectura en vuestro libro del apartado: "De cómo el 'mundo verdadero' se volvió fábula. Historia de un error". Debéis de intentar hacer una lectura histórica desde la óptica del nihilismo y la muerte de Dios. Se trata de un texto corto, muy condensado, pero difícil. Podéis utilizar la guía de lectura.

     Anteriormente habíamos dicho, respecto al nihilismo, que es un acontecimiento funesto que aflora tras la muerte de Dios. Pero también habíamos señalado que, la semilla del nihilismo ya había sido plantada casi desde los orígenes de la historia occidental. Ahora vamos a hacer un breve comentario, desde un enfoque centrado en el nihilismo, del apartado: De cómo el "mundo verdadero" se volvió fábula. Historia de un error. La historia de el error se desarrolla en 6 pasos:
1. Platón establece la existencia de un supuesto "mundo verdadero" en un más allá o plano de realidad superior, el mundo inteligible, donde habitan Ideas eternas e inmutables, que son el modelo de todo cuanto existen, y a las cuales únicamente puede acceder el sabio y el virtuoso ("yo, Platón, soy la verdad"). Pues bien, rastreando el nihilismo hasta sus orígenes, aquí tenemos el momento en el que la semilla de la nada se instala por vez primera en la historia de occidente. Esta nada son las Ideas. Platón asegura que el mayor grado de concentración de la realidad se encuentra en "el mundo de las ideas", es decir, en la nada.
2. El fraude de un supuesto "mundo verdadero" (la nada), esta teoría de Platón inalcanzable, ahora la adopta el cristianismo, que no es otra cosa que un "platonismo vulgar" (para la gente ignorante). Al "pecador que hace penitencia", se le ofrece tras la muerte este mundo del más allá. Este más allá es el "reino de la nada" y Dios es la "Nada suprema", (el reino de la nada). El cristianismo, cultiva la semilla de la nada y la expande por todo occidente como una enfermedad, según Nietzsche.
3. El platonismo y el cristianismo llega hasta Kant, que para Nietzsche es, en realidad, un cristiano disfrazado de otra cosa. La vieja idea de Platón se esconde tras la niebla del norte de Europa. En Kant todavía hay una distinción entre el mundo fenoménico y la cosa en sí, y la realidad en sí misma es incognoscible. Kant se disfraza, así, de escéptico; pero en el plano moral y religioso no deja de ser un creyente y un piadoso. La semilla de la nada, aún camuflada, persiste. (En muchos filósofos, como también Descartes, o Leibniz, etc., en todo el racionalismo, a pesar de su racionalismo y su enfoque físicomatemático, la idea de Dios (de la Nada) sigue jugando un papel importante en la filosofía).
4. Con la llegada del positivismo, una corriente filosófica del siglo XIX que asegura que el único conocimiento verdadero es el científico, y que hay que basarse estrictamente en los hechos y en el método científico, la idea del "mundo verdadero" (de la nada), entra en crisis y claramente resulta absurda e inútil.
5. Este punto ya se correspondería con la época de Nietzsche. El llamado "mundo verdadero", la semilla de la nada plantada por Platón, cultivada a los cuatro vientos por el cristianismo, y cuya influencia (aún disimulada) llega hasta el siglo XIX, ahora, Nietzsche testifica que no sólo es una idea inútil que hay que ignorar, sino que es un lastre para toda la cultura occidental, una idea que debemos eliminar a martillazos. De esta manera, se reconoce el error histórico, se retorna a la serenidad y al buen sentido.
6. Una vez destruido el "mundo verdadero" (la nada), ya no es necesario hablar de dos mundos, de un dualismo ontológico ("con el mundo verdadero hemos destruido también el aparente"). "Fin del largo error", dice Nietzsche. INCIPIT ZARATHUSTRA (comienza Zarathustra): Nietzsche anuncia el nacimiento de una nueva época y la llegada del superhombre. ¡Dios ha muerto! La divinización de la Nada ha muerto.
* * *
     Bueno con lo dicho hasta el momento, doy por concluido este apartado que, en todo caso, podéis ampliar consultando el libro de texto. Podéis ampliar, por ejemplo, el concepto de Dios, tal y como aparece en el libro, y teniendo en cuenta que, para Nietzsche no es una entidad real, sino más bien un concepto creado por el ser humano que representa lo Absoluto (lo más verdadero, el bien supremo, lo más sagrado, el fundamento de todo). Por último, advertir que, en una posible redacción, sería muy importante no olvidar que la muerte de Dios es la condición indispensable para la aparición del superhombre, que es el ser humano espiritualmente superior que ocupa el vacío dejado tras la muerte de Dios, convirtiéndose en el dueño de su propia vida y en el creador de los valores. Pero para ello, para que aparezca el superhombre, primero debemos de superar el nihilismo.


(4) EL SUPERHOMBRE, EL VITALISMO Y LA VOLUTAND DE PODER.
      Lo primero que cabe aclarar, para no llevarnos a equívocos, es que el superhombre nietzscheano no es una raza de hombre biológicamente superior, sino que se trata de un ser humano espiritualmente superior. Por consiguiente, cualquier tipo de tergiversación en este sentido, debe de ser descartada: el superhombre nada tiene que ver con la raza aria del nazismo alemán.
     Por otro lado, como hemos dicho, el superhombre nace de las cenizas del nihilismo y la muerte de Dios. Cuando acontece el funesto suceso histórico del nihilismo, que eclosiona con fuerza tras el vacío de valores y de sentido que se produce con la muerte de Dios, muchos hombres se sienten desesperados y sus vidas carecen de sentido. Estos hombre están condenados a una vida de sufrimiento y angustia, y simplemente esperan a que llegue el final de sus días.
     Pero entre estos pobres hombres y el superhombre, todavía existe otro prototipo de ser humano del que Nietzsche hablará: el último hombre. Los últimos hombres, son la peor de las predicciones de Nietzsche, son un tipo de humanos que viven tras la muerte de Dios y que no optan a nada superior, que renuncia a unos ideales más elevados; en vez de ello, se conforman con desperdiciar el tiempo llevando una vida banal. El último hombre, así, se siente satisfecho con su existencia trivial. Se conforma con una vida mediocre y llena de distracciones inútiles que le anestesian frente a la vida, para así no tener que afrontarla. Los últimos hombres, además, apenas soportan el sufrimiento, tratan de evitarlo al máximo y nada tienen que aprender de él; frente a los obstáculos de la vida, enseguida tiran lo toalla y se conforman con una felicidad borreguil. Los últimos hombres son individuos narcisistas y conformistas que forman parte de una gran masa de sujetos todos ellos muy parecidos entre sí, y que no aspiran a nada propio en la vida. Estos últimos hombres que Nietzsche detestaba, por cierto, son muy parecidos a los habitantes de nuestras sociedades actuales, son muy parecidos a nosotros.
     Por lo dicho, Nietzsche considera que tanto el hombre que sucumbe al nihilismo y no soporta la muerte de Dios, como también el último hombre, ambos deben ser superados por el superhombre. Pero, ¿cuáles son las características que debe de poseer este hombre superior o superhombre? En primer lugar, debe de aceptar la muerte de Dios con alegría, y no sólo aceptar, sino ser capaz de convertirse él mismo en un dios creador de valores y dueño de su propia vida. En segundo lugar, debe de afirmar la vida (vitalismo) con una poderosa voluntad de poder, sin caer en el resentimiento contra la vida (antivitalismo), que es el mayor de los pecados para Nietzsche. Y en tercer lugar, y no por ello menos importante a pesar de que en los libros de texto no siempre se mencione, el superhombre también debe de aceptar e incorporar la doctrina del eterno retorno de lo idéntico.
     Vamos a ver con más detalle estos rasgos que caracterizan al superhombre.
1. Aceptar la muerte de Dios para convertirse en creador de nuevos valores. En realidad, no es únicamente aceptar la muerte de Dios, sino contribuir activamente en su asesinato, para desde entonces declararse el propio hombre como dios creador de valores y dueño de su propia vida. Para comprender esto mejor, sería útil recurrir al famoso libro de Nietzsche que lleva por título: Así habló Zaratustra. En dicho escrito, Nietzsche afirma que el hombre debe ser superado, y anuncia la muerte de Dios y la llegada del superhombre. Para ello se sirve, entre otras cosas, de la famosa metáfora del camello, el león y el niño. El camello representa la obediencia y la sumisión cristianas, que deben de ser superadas; el pobre camello debe de cruzar el desierto soportando el peso de los mandamientos morales. El león, en cambio, representa la rebeldía y siente desprecio por el camello, es el gran negador, el gran crítico de los valores de la sociedad occidental que se revela contra mandamientos morales; pero la rebeldía del león también debe ser superada, pues no es capaz de crear nada nuevo. Por último, el niño, a través e la inocencia del juego, representa la afirmación o creación activa de nuevos valores, más allá del bien y del mal establecidos. En realidad, Nietzsche ama demasiado al hombre, y lo que no quiere es que caiga en las garras de los defensores de la cultura decadente, de los denigradores del cuerpo y de la tierra, de los alucinados del más allá, o de los que predican la mediocridad en todas sus formas. En su lugar, Nietzsche propone vivir apasionadamente, luchar por los valores de la vida y el sentido de la tierra, y también crear nuevos horizontes. Por eso Zaratustra nos invita a desprendernos de los viejos valores sin miedo y crear nuevos valores que defiendan la eterna vida terrenal.
2. Afirmar la vida con voluntad de poder. En realidad, todo es voluntad de poder, todos los seres y fenómenos del universo se mueven por la voluntad de poder, como veremos más adelante. Pero podemos manifestar afirmativamente nuestra voluntad de poder, siguiendo los criterios de la vida (como el señor, como el águila, como el hombre superior o como lo haría el superhombre), o podemos manifestar dicha voluntad de poder de manera reactiva y antivital, con resentimiento contra la vida (como el cristiano, como el cordero, como la masa mediocre). El modo de afirmar la vida del cristiano es descendente y su voluntad de poder decadente. Un concepto importante para comprender mejor este punto, es el concepto de vitalismo. Para Nietzsche, la vida es el criterio último e irreductible desde el cual se debe de juzgar todo lo demás. De hecho, para Nietzsche, para determinar si algo es bueno o es verdadero, debemos de atender siempre al criterio de la vida. La vida entendida como algo opuesto al racionalismo (opuesto a la falsa sabiduría de los filósofos que lo racionalizan todo para ocultar su impotencia frente a la vida), y cercano en cambio a los instintos, a la naturaleza, a lo biológico, al cuerpo, a la lucha por la supervivencia, a la fuerza vital, a lo inconsciente, a lo irracional. Además es también importante destacar que, para Nietzsche, la vida abarca no únicamente su lado luminoso y ordenado, sino también su lado más oscuro, más embriagado y más caótico. Y desde luego, para Nietzsche la vida no sólo es lo positivo y lo alegre, sino que también es dolor, sufrimiento y obstáculos, pero éstos forman parte de la vida, e incluso son una condición indispensable para la felicidad, que consiste en superar las dificultades para ascender a cimas cada vez más elevadas. Todo ello se entiende mejor a través de dos conceptos, lo apolíneo y lo dionisíaco, tal y como Nietzsche lo desarrolla en su libro El nacimiento de la tragedia. Lo apolíneo (del dios Apolo) es un principio de la existencia que tiene que ver con lo racional, con el orden, con la luz, etc., mientras que lo dionisíaco (de Dionisos) tiene que ver con la embriaguez, con los instintivo, con la noche, la danza, lo irracional. Lo interesante aquí es que, para los griegos arcaicos, ambos principios coexistían en equilibrio y eran componentes ambos importantes de la existencia. Pero a partir de Sócrates y Platón, comienza una especie de tiranía de lo racional (de lo apolíneo) y se pretende desterrar de la existencia, de la vida, lo dionisíaco, reduciéndose la vida a lo meramente racional y ordenado.
3. El eterno retorno de lo idéntico. La doctrina del eterno retorno de lo idéntico es una especie de revelación, es la más profunda de las intuiciones y Nietzsche asegura que ni tan siquiera se puede expresar con palabras. Con ella, Nietzsche plantea una concepción del tiempo alternativa al tiempo judeocristiano. El tiempo judeocristiano es un tiempo lineal, que se extiende como un vector, en linea recta, y se dirige hacia el juicio final. Pero Nietzsche propone otro tipo de temporalidad no lineal, sino como un círculo o gran rueda del tiempo. Todos los momentos que hemos vivimos los volveremos a vivir eternamente, de hecho, ya los hemos vivido eternamente, y ello de manera idéntica. Así que, de nuevo volveremos a estar todos juntos en clase, de nuevo daremos a Platón y a Descartes, y de nuevo se suspenderán las clases debido al coronavirus y tendremos que dar las clases de Nietzsche y Freud a distancia. Esta doctrina, dice Nietzsche, puede parecer horrorosa, porque la vida se repite de manera idéntica, tanto con sus buenos momentos como con los que nos hacen sufrir. Esta doctrina tan insoportable, que casi parece una tortura, deberá ser incorporada por el superhombre. En manos del superhombre, esta doctrina adquiere un valor positivo y resulta ser una doctrina afirmadora de la vida. Si todos los momentos de tu vida han de repetirse de manera idéntica, debemos de concentrar toda nuestra atención en el presente para vivirlo con la máxima intensidad, procurando no alimentar sentimientos de rencor, de oido, de resentimiento. La pregunta que debemos formularnos es la siguiente: si cada uno de los momentos de tu vida se repetirá eternamente, ¿acaso no tratarías de vivir cada uno de estos instantes tratando de evitar al máximo las discusiones absurdas, los celos, los resentimientos, el odio, etc.? Lo que pretende Nietzsche es concentrar toda la eternidad en el instante presente, que pongamos toda nuestra atención en el aquí y el ahora, y que actuemos consecuentemente como si cada momento fuese a repetirse para siempre. En vez de despreciar el tiempo de la vida, llenándolo de rencor y resentimiento, y prometiendo un mundo del más allá tras la muerte, en vez de ello, Nietzsche nos propone que seamos fieles al mundo del más acá, que seamos fieles al aquí y el ahora del eterno mundo terrenal.
     En definitiva, que el superhombre debe superar activamente la muerte de Dios y convertirse en creador de nuevos valores y horizontes; que el superhombre debe de afirmar la vida a través de una voluntad de poder que siga los criterios de la vida ascendente, propia de los instintos, del cuerpo, de la fuerza, de la lucha, etc., aceptando que también el sufrimiento forma parte de la condición humana; que el superhombre debe de incorporar la doctrina del eterno retorno de lo mismo, rechazando la concepción del tiempo lineal cristiano, para abrazar los instantes de nuestra vida como si fuesen a repetirse eternamente.

     Antes de concluir este aparatado, nos queda todavía aclarar mejor qué es la voluntad de poder en Nietzsche. Si nos hacemos la pregunta ontológica por excelencia, ¿qué existe?, la respuesta de Nietzsche sería voluntad de poder. ¿Queréis saber lo que es el mundo? Voluntad de poder y nada más, asegura Nietzsche. La voluntad de poder es el principio básico de la realidad, es una especie de impulso vital o una fuerza que se encuentra en todas partes, tanto en el mundo inorgánico como en los seres orgánicos, y que siempre avanza ascendentemente. En los seres vivos no sólo es el deseo de perseverar en el propio ser, no sólo es la fuerza vital, sino que va más allá, en un afán por existir y afirmar la vida con más poder. Lo podemos ver en las plantas cuando luchan unas contra otras por ascender en busca del sol, elevándose más y más hasta el máximo de sus posibilidades. La voluntad de poder es la aspiración de cada ser por expresar su fuerza y llegar a posiciones de poder cada vez más elevadas, y una vez que se alcanzar, de nuevo se pone en marcha hacia posiciones de sobrepoder, de manera insaciable. Las propias fuerzas que rigen el universo también son consideradas por Nietzsche como un conjunto de fuerzas que pugnan por crecer, y cuando unas fuerzas menguan significa que otras están creciendo. En el reino animal, ocurre lo mismo, unas especies desaparecen y otras evolucionan. Esta voluntad de poder también la vemos en los humanos y en las sociedades, incluso en las instituciones, el matrimonio es una expresión de la voluntad de poder (dos personas débiles se unen para ser más fuertes), en el Estado (donde se da una gran concentración de la voluntad de poder), etc. Y también en cada uno de nosotros la voluntad de poder opera sin nuestro permiso, pues es una fuerza irracional e inconsciente, que se ve reflejada en la pluralidad de deseos, emociones, instintos y pulsiones que nos conforman y que luchan por expresarse. De hecho, para Nietzsche, nuestro yo consciente es tan sólo el resultado o el eco de una lucha de poder que se disputa en lo profundo (de modo similar a como luego Freud describirá el inconsciente).


     Por cierto, y con esto terminamos, ¿acaso no conoce límites la voluntad de poder en su ascenso cada vez más y más elevado? El límite de la voluntad de poder será el eterno retorno, al final, todo lo que sube tiene que bajar y la gran rueda del tiempo volverá a comenzar a girar. El universo se expande en innumerables combinaciones, pero el tiempo es eterno, así que tarde o temprano las mismas configuraciones volverán a repetirse; el tiempo es eterno, las mismas configuraciones de galaxias y mundo ya han existido infinitas veces con anterioridad.





ACTIVIDAD
Realiza un breve esquema de redacción de este apartado.


5) LA CRÍTICA DE LA FILOSOFÍA:
 a) La crítica de la racionalidad decadente.
b) La crítica del mundo metafísico. Ser y devenir. Apariencia y realidad o "verdad".

ACTIVIDAD
1. Lee atentamente los apartados "El problema Sócrates" y "La 'razón' en la filosofía". Subraya las frases y argumentos críticos que Nietzsche dirige contra la filosofía y los filósofos.
2. Escribe en tu libreta las principales críticas de Nietzsche.


 a) La crítica de la racionalidad decadente.
    Empecemos por comentar el apartado "El problema Sócrates", que está directamente relacionado con la crítica a la racionalidad decadente. Nietzsche, en este punto, va a realizar una crítica de Sócrates, uno de los ídolos de occidente. Pera esta crítica no es demasiado serie, sino que Nietzsche hace una especie de caricatura de Sócrates, en la que no faltan, por los demás, toda clase de insultos: cansado de vivir, decadente, cobarde, antigriego, sabiondo, feo, monstruoso, criminal, enfermo, bufón, repulsivo, extravagante, fanático, moralista, extravagante, etc. Ahora bien, detrás de esta caricatura que hace Nietzsche de Sócrates, en el fondo, sí podemos encontrar algunas ideas críticas de interés.
     La objeción crítica que hace Nietzsche a Sócrates y a todos los supuestos sabios es que se refugian en lo racional porque son incapaces de valorar la vida. Nietzsche ve en sus teorías un resentimiento y un cansancio frente a la vida (el propio Sócrates se suicidó ya cansado de la vida, llega a interpretar Nietzsche). Tanto Sócrates como Platón son el síntoma de la decadencia griega. Para Nietzsche el esplendor de la cultura griega es anterior a la llegada de personajes como Sócrates, siendo éste el comienzo de la descomposición griega, el comienzo de la tiranía de la razón. En este punto es importante recordar los conceptos de apolíneo (lo ordenado, lo claro, lo racional, lo luminoso) y dionisíaco (lo irracional, lo misterioso, lo embriagado, lo instintivo, lo caótico, etc.); estos dos polos de la existencia, antes de la llegada de Sócrates, estaban en equilibrio, porque la cultura griega había sido capaz de armonizar ambos (tanto lo apolíneo como lo dionisíaco representan dimensiones esenciales de la vida, del existir humano). Pero con la llegada de Sócrates y Platón, se inaugura una etapa de racionalismo a toda consta (de lo apolíneo), mientras que el otro polo (lo dionisíaco) pretende eliminarse. Esto para Nietzsche supone, desde luego, un error, pues erradica una dimensión de la existencia que es también fundamental.
     Así que, lo que Nietzsche percibe que históricamente sucede es que, el resentimiento hacia la vida de los filósofos, hace que se refugien en un racionalismo que trata de imponerse en todos los ámbitos de la existencia y trata de erradicar todo lo que no sea puramente racional. Pero frente a este racionalismo (esta tiranía de la razón), como sabemos, Nietzsche opone otra categoría mucho más fundamental: la vida (vitalismo). Dice Nietzsche: "El que un filósofo se plantee el problema del valor de la vida, es ya una objeción contra dicho filósofo, una puesta en duda de su sabiduría, una falta de sabiduría". ¿Qué clase de teoría son esas que ponen objeciones a la vida?, se pregunta Nietzsche. Quienes desarrollan esta clase de teorías contrarias a la vida y se refugian en un racionalismo frío que niega los sentidos y los instintos, no son verdaderos sabios, sino tipos decadentes y enfermos. Además, para Nietzsche la razón solo es una faceta, y no la más importante, de la vida; por consiguiente, es absurdo tratar de reducir la vida a lo puramente racional (una pequeña parte no puede condicionar al todo).
     También crítica el método dialéctico y el intelectualismo moral, que son los aspectos más relevantes de la filosofía de Sócrates. Para Nietzsche, que el conocimiento racional de conceptos morales nos hace personas virtuosas y felices (razón=virtud=felicidad), es la ecuación "más extravagante que ha existido" y tiene en contra "todos los instintos de los antiguos helenos". Y respecto a la dialéctica, para Nietzsche, "el dialéctico hace el papel de payaso... Sócrates fue un payaso que se hizo tomar en serio". En la buena sociedad, antes, los procedimientos dialécticos eran ridículos, y quien recurre a artimañas como la dialéctica es porque carece de otros recursos. La ironía socrática, en realidad es una expresión de rencor de quien se siente oprimido. "La dialéctica de Sócrates, ¿será sólo una forma de la venganza?".
     Para Nietzsche, Sócrates es un ejemplo de la descomposición del mundo griego. La decadencia personal de Sócrates, comenzaba a manifestarse por todas partes, y finalmente todos se vieron arrastrados por el racionalismo de Sócrates. Sócrates y sus enfermos no tuvieron más remedio que volverse racionales para poder salvarse. "El fanatismo con que todo el pensamiento griego se aferró a la racionalidad revela un estado de necesidad: se estaba en peligro, había sólo una elección posible: o hundirse o volverse absolutamente racionales". A partir de Sócrates y Platón, todo está patológicamente condicionado por la tiranía de lo racional. La luz de la razón se levanta de forma permanente contra las tinieblas y el hombre se vuelve claro, sereno, racional, apartándose de lo instintivo, de lo inconsciente, de lo desconocido (se rechaza el polo dionisíaco de la vida). Esta racionalidad a toda costa, es en realidad una mascara para tratar de ocultar la decadencia.
     Como vemos, pues, para Nietzsche el racionalismo es una forma de decadencia, así como la expresión de un resentimiento contra la vida. Nietzsche frente al racionalismo propone el vitalismo. Veámoslo, para finalizar, en el siguiente texto: "La cruda luz del día, la razón a todo precio, el vivir claros, fríos, cuidadosos, conscientes, sin instintos, en contradicción con los instintos, fue en sí mismo sólo una enfermedad, otra enfermedad y no un retorno a la "virtud", a la "salud" o a la felicidad... Combatir los instintos: ésta es la forma de la decadencia: tanto como dure la vida, será la felicidad igual a instinto". En esta cita, en fin, se ve claramente la contraposición entre la enfermedad del racionalismo (luz, claridad, razón) y el vitalismo (los instintos).

b) La crítica del mundo metafísico. Ser y devenir. Apariencia y realidad o "verdad".
     Para Nietzsche la crítica a la metafísica es la crítica a los mundos del más allá (como el mundo de las Ideas); es la crítica de la distinción entre un "mundo verdadero" (el Ser, la auténtica realidad o "verdad") y un mundo aparente (devenir, el mundo sensible). En realidad, para Nietzsche, no existe un mundo aparente y un mundo verdadero. Para Nietzsche sólo existe la caverna. Así que, cuando los filósofos inventan otros planos de realidad, lo que sospecha Nietzsche es que lo hacen por resentimiento contra la vida, porque son impotentes a la hora de aceptar la existencia tal y como se presenta, porque tienen miedo al cambio, al devenir. En realidad, para Nietzsche la realidad es multiforme y, por tanto, puede interpretarse de muchas maneras; es decir, que no existen hechos objetivos, sino únicamente interpretaciones, siendo la verdad una ficción colectiva impuesta por la voluntad de poder dominante. Lo importante para Nietzsche, en cualquier caso, es que esa ficción sea útil para la vida, en vez de ser la expresión del resentimiento contra la vida. Nietzsche valora la "verdad" de las teorías según contribuyan a afirmar la vida. ¿La teoría de las ideas y de los dos mundos de Platón y de los filósofos cristianos, junto con su moralidad que desprecia las pasiones, los instintos, la sensualidad y el cuerpo: son válidas para Nietzsche? Evidentemente no, porque desprecian la vida, son el síntoma de la decadencia y de la peor de las enfermedades: el resentimiento contra la vida.
     Dicho esto, vamos a comentar el segundo texto, "La razón en la filosofía", que nos servirá para completar la crítica que Nietzsche hace a la filosofía en general. Las tema de dicho texto son los rasgos que caracterizan a los llamados por Nietzsche filósofos-momia, siendo las tesis principales las siguientes:
a) El primer rasgo característico de los filósofos momia es el odio hacia el devenir y la creencia en el Ser. Los filósofos momia, como Platón, en vez de aceptar que la realidad es puro devenir (es decir, que está en continuo cambio, que se transforma y que en ella existe la muerte), en vez de ello, lo que han hecho es intentar disecar esa realidad a través de conceptos-momia. Mediante estos conceptos, han pretendido transformar lo que es cambiante en algo que es eterno e inmutable (como las Ideas de Platón). Por eso Nietzsche habla de "egiptismo" al referirse a estos filósofos, pues la civilización egipcia estaba ciertamente obsesionada con perdurar más allá de la muerte, por resistir al paso del tiempo, de ahí la construcción de pirámides y las momificaciones de sus faraones. Pero esta actitud de los filósofos-momia, en el fondo, se debe a la fobia al cambio y el miedo a la muerte. Esto lleva a los filósofos a entender la realidad de la manera contraria a como en verdad es. Así, estos filósofos aseguran que: lo que es, no deviene y, lo que deviene no es. Es decir, que para ellos todo lo cambiante es una apariencia, una falsa realidad. Para ellos, la auténtica realidad (el Ser) tiene que ser, por consiguiente, eterno e inmutable. Pero para Nietzsche, como para Heráclito, el Ser es devenir, y, creer lo contrario (creer en un Ser eterno e inmutable) es una ilusión vacía.
b) La segunda característica de estos filósofos (pensemos de nuevo en Platón, pues es un autor que hemos estudiado) es el menosprecio del cuerpo y la desconfianza hacia los sentidos. Los filósofos aseguran, en efecto, que los sentidos nos engañan, que no nos podemos fiar del testimonio de los sentidos. Y respecto al cuerpo, aseguran que es inmoral y está cargado de errores, pero que es tan insolente que aún se atreve a existir. Lo que ocurre es que, como los filósofos no encuentran ese Ser eterno e inmutable, le echan la culpa a los sentidos, asegurando que son engañosos. Pero para Nietzsche, es justo al contrario: es la razón la que falsifica el testimonio de los sentidos. Los sentidos captan fielmente la realidad, pero los filósofos no aceptan que realidad sea cambiante y múltiple, y entonces falsifican las percepciones sensibles y crean conceptos opuestos que son abstracciones de la realidad.
c) En tercer lugar, los filósofos confunden el fin con el principio. Para ellos, los conceptos más generales y que consideran que son los más "elevados" (como Dios, como el Ser, como el alma, como la sustancia, la perfección o el Bien, etc.), estas abstracciones tan generales, consideran que son el principio u origen de todas las cosas y que se han creado a sí mismas. Las Ideas de Platón, por ejemplo, en un plano de realidad ontológico superior, son el modelo de todas las cosas del mundo sensible y son eternas e inmutables. Pero para Nietzsche, ocurre justamente al contrario, estos conceptos tan generales son "el último humo de la realidad" y proceden de la experiencia sensible. Para Nietzsche, los datos que nos ofrecen los sentidos son lo más cercano a la realidad, y luego la razón produce una falsificación y crea conceptos-momia. Pero los filósofos les cuesta admitir que lo más elevado (los grandes conceptos), en realidad, procede de lo más bajo (de los sentidos). Nos dicen que Dios es el ente más absoluto y sumamente real, cuando el realidad es el más vacío de los conceptos. "¡Pensar que la humanidad ---sentencia Nietzsche-- ha tenido que tomar en serio los males del cerebro de enfermos tejedores de telarañas!". Como vemos, para Nietzsche los filósofos son como enfermos mentales que inventan conceptos vacíos,  que tejen conceptos que son como una telaraña.
d) En cuarto lugar, los filósofos juegan con ventaja, porque el lenguaje nos engaña. El lenguaje, en efecto, está contaminado por la metafísica, y da por supuesto la existencia de un "yo", de causa y efecto, de tiempo y espacio, de entes y seres, y toda una serie de categorías. Por ello, llega a decir Nietzsche lo siguiente: "temo que no nos libraremos de Dios en tanto sigamos creyendo en la gramática". Lo que Nietzsche esta haciendo aquí es una crítica a la metafísica del lenguaje, lo cual es muy interesante. De acuerdo con nuestro autor, el lenguaje no se corresponde con los hechos y no es la expresión adecuada de todas las realidades. El lenguaje nos entrega una realidad ya interpretada; es decir, que la propia estructura gramatical del lenguaje humano determina el modo en que conocemos el mundo que nos rodea. Con el aprendizaje del lenguaje humano heredamos también una interpretación de la realidad. Pensamos a través de las categorías del lenguaje y no podemos conocer aquello para lo que no tenemos lenguaje.
e) Por último, a modo de conclusión, Nietzsche resumen todo lo expuesto hasta el momento señalando algunos puntos esenciales de su crítica: 1) la realidad de los filósofos es indemostrable; 2) los filósofos construyen el supuesto "mundo verdadero" como contraposición a la realidad sensible; 3) el resentimiento hacia la vida es, en realidad, el que crea las fantasmagorías del mundo del más allá; 4) la distinción que hacen los filósofos entre un "mundo verdadero" y un "mundo aparente" resulta absurda; etc.

     Como hemos visto, Nietzsche se muestra muy crítico con la metafísica tradicional de occidente (platónica y cristiana). Para Nietzsche, el dualismo ontológico que divide la realidad en un "mundo verdadero" (el Ser) y un" mundo aparente" (el devenir), es absurda. La realidad es devenir, la realidad es cambiante, y la realidad no tiene una estructura racional inherente, la realidad es multiforme, y no existen hechos, sino interpretaciones (por lo tanto, la verdad solo es una interpretación colectivamente aceptada por una mayoría). La filosofía de Nietzsche es perspectivista (perspectivismo), lo cual quiere decir que, puesto que el mundo es multiforme (la realidad tiene muchas dimensiones), es susceptible de interpretarse de infinitas maneras, porque además es cambiante, está en continuo devenir. Cada individuo y cada organismo es una perspectiva desde donde se contempla el mundo, cambiante y múltiple, de diversas maneras. Cada organismo tiene su perspectiva de mundo, y ante un mismo hecho, se pueden producir diversas interpretaciones. La perspectiva depende de los ojos a través de los cuales se contemple el mundo. Una obra de arte, por ejemplo, puede despertar muy diferentes sentimientos e interpretaciones dependiendo de la persona que la contemple. En el reino animal, la realidad es percibida de diferente manera; las abejas son capaces de detectar los rayos infrarrojos, las anguilas los campos electromagnéticos, y los murciélagos se orientan a través de ecolocalización, etc., ¿cuál de estas interpretaciones es la más adecuada de la realidad? Todas y ninguna; la realidad multiforme es susceptible de infinitas interpretaciones o perspectivas del mundo. Y también el ser humano crea su propia perspectiva de mundo, que no es otra cosa que una ficción útil que le permite sobrevivir.

ACTIVIDAD
A partir de lo expuesto en este punto, y de los comentarios de "El problema Sócrates" y "La razón en la filosofía", y completando lo dicho mediante el libro de texto, realiza una redacción que lleve por título: LA CRÍTICA DE LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL.


FIN









Comentarios

  1. Es un gran blog i m'ha servit moltissim per a saber que la vida no te sentit, alhora que m'ha ajudat a enfrontar les meues pors per a que en ultima "instancia" res me "servixca" per a res...




    ResponderEliminar
  2. Buen blog, muy interesante, claro y denso. Recomendado para estudiar

    ResponderEliminar

Publicar un comentario